El Asalto al Cuartel Moncada

Aunque es cierto  que fue el gesto que sirvió de ejemplo al pueblo Cubano, el ataque al cuartel Moncada no soló fue el primer ataque fallido contra el gobierno represor de Batista y el primer grito de ¡Libertad o Muerte! del ejército rebelde ansioso de liberar la patria sino que en realidad, simboliza la desesperación de unos jóvenes idealistas que soñaron con cambiar el mundo, donde unos pocos lucharon contra muchos, convencidos que a pesar de la muerte y del posible fracaso, ellos serían el primer eslabón para derrocar al opresor.

Los agujeros de bala en la pared atestiguan el enfrentamiento del ataque. Batista mandó reparar los impactos en la pared, pero fueron fielmente reconstruidos por Castro cuando éste llegó al Gobierno. El Cuartel Moncada era un fortín español en la época Colonial y actualmente es un centro escolar para niños. Sólo una parte del piso superior esta dedicada al Museo de la Revolución, donde se explica los acontecimientos de aquel asalto mediante los diferentes objetos expuestos como son mapas, uniformes manchados con sangre, armamento, etc.

Los agujeros de bala en la pared atestiguan el enfrentamiento del ataque

Para entender mejor las causas que motivaron al asalto, las circunstancias en las que se encontraba Cuba y las razones por las que EEUU mantenía inversiones millonarias en la isla, tal vez deberíamos retroceder en el tiempo una década y de esta forma, entenderíamos mejor la pobreza de la sociedad cubana en los años en que la Mafia mantenía a La Habana en una frívola prosperidad.

Cuba formaba parte de la Corona española cuando Estados Unidos provocó el hundimiento de su propio buque de guerra, el acorazado Maine. Acusar de aquel atentado a los españoles, fue la excusa perfecta para justificar la intervención directa en Cuba.

Cuba debía interesar mucho al gobierno americano al decidir desplazar a la isla 20.000 soldados.  Como consecuencia de la derrota española y del posterior tratado de París, España renunciaría a todos los derechos y a sus bienes inmuebles en la isla.

Así fue como, desde enero de1899 hasta mayo de 1902, los militares estadounidenses mantuvieron a Cuba bajo su poder. Durante aquellos años incrementaron, aún más, las inversiones americanas en el sector azucarero y en el resto de infraestructuras económicas cubanas, (compañía del agua, electricidad, teléfono, etc.).

Finalmente, los americanos pusieron como condición para abandonar la ocupación militar que los miembros de la Asamblea Constituyente de 1901 introdujeran un apéndice en la primera Constitución cubana que otorgara a los Estados Unidos el derecho a intervenir militarmente en Cuba cuando ellos lo estimaran conveniente. Es decir, cuando consideraran en peligro sus intereses y la obligación del gobierno cubano a vender o arrendar el territorio cubano  a los EEUU para establecer sus bases militares. Aquel apéndice era una copia de la ya existente Enmienda Platt americana.

¿Qué significaba este apéndice en la constitución cubana? Pues las palabras de Leonard Wood, Gobernador Militar estadounidense en Cuba en aquel momento, lo describen con exactitud: “… es evidente que (Cuba) está en lo absoluto en nuestras manos… verdadera dependencia de los Estados Unidos y como tal es acreedor de nuestra consideración. Con el control que sin duda se convertirá en posesión… y a su debido tiempo contaremos con una de las más ricas y deseadas posesiones del mundo.” Así se expresaba refiriéndose a  Cuba, el Sr. Wood en una carta dirigida al presidente Theodore Roosevelt, (28 Oct. 1901).

Hoy el edificio del cuartel es un centro escolar para niños.

Esa era la realidad cubana de aquellos años. Los Estados Unidos ejercían el control a través de la oligarquía dominante, perpetuando  sus inversiones millonarias y manteniendo un comercio desigual. La oligarquía cubana formaba parte del modelo neocolonial desde una posición subordinada, permitiendo la dependencia cubana a través de la economía del monocultivo y supeditando las zonas rurales a la pobreza.

El descontento popular se había generalizado y era tan latente en  los años de la gran depresión, que el gobierno de los EEUU considero necesario promover un golpe de estado en 1933, golpe que encabezo un Sargento Mayor de 32 años, Fulgencio Batista. Tras el golpe Batista fue nombrado Jefe de las Fuerzas Armadas para garantizar la represión. En los años siguiente Estados Unidos utilizaría el militarismo como instrumento para garantizar esa estabilidad que favorecía sus intereses.

La situación en las zonas rurales era pésima, la población rural no tenía acceso a medios indispensables, no podía acceder a centros de salud, ni recibía  educación. De igual modo, en las ciudades, las clases populares eran sometidas por la policía a vejaciones y a maltrato. Esta situación provoco alzamientos que perjudicaban la estabilidad interna y el intervencionismo estadounidense. Una vez más, la solución para los americanos fue Batista, quien con la ayuda del ejercito, acallaba con mano dura a la población. Batista también mantenía su influencia en los gobiernos que se sucedían en aquellos años, estableciendo formulas que le permitían estar en el centro de las decisiones políticas. El domino era tan predominante que él mismo llegando a ganar las elecciones presidenciales de 1940. Tras aquella legislatura, en 1944 se marchó a Miami dejando al país en el mismo juego de políticos corruptos e ineptos.

En 1952 Batista regresó a Cuba con la intención de presentarse en las elecciones presidenciales pero el temor de no ganar, le hizo dar otro golpe de estado un día antes de las elecciones.

Uno de los candidatos que se presentaba al Congreso cubano en aquellas frustradas elecciones era un abogado de 25 años que se presentaba en la lista del Partido Ortodoxo, Fidel Castro.

Tras el golpe de estado Batista ordenó  cerrar las universidades e ilegalizo los partidos políticos. Batista utilizaba el Tesoro Nacional y a los recursos de la nación en su capricho personal, no distinguía entre el interés público y el uso privado. La corrupción política fue tan evidente que provocaron numerosas protestas en la calle.

Un grupo de jóvenes, ante la imposibilidad de formar parte de la política a través de elecciones libres o de no poder cuestionar al gobierno sin sufrir la cárcel o el exilio, decidieron alcanzar la alternancia del  gobierno mediante la creación de un movimiento clandestino. Esos jóvenes crearon un Movimiento Secreto que estaba organizado en diferentes células independientes entre si pero coordinadas todas ellas a través de dos comités, uno civil y otro militar.

A principios de 1953 contaban con poco más de 1200 miembros y 165 armas. Predominantemente eran jóvenes que procedían de sectores humildes o eran profesionales modestos, ninguno  mostraba tener ambiciones materiales, ni tampoco gozaban de los vicios de los políticos tradicionales. Aquel grupo obtuvo los recursos necesarios  para el movimiento con el sacrificio personal, sin recurrir a personajes acaudalados ni a personas que formado parte de los gobiernos corruptos anteriores. Y cuando llego el momento de obtener las armas necesarias para su causa, planearon el ataque Cuartel Moncada, la segunda fuerza militar más importante del país, protegida por más de mil hombres. Consideraron que necesitaban un segundo asalto en la provincia de Bayamo, centro de comunicaciones terrestres, para consolidar el golpe y asegurar el retraso en la llegada de refuerzos a Santiago.

Y decidieron realizar el asalto durante el Carnaval de 1953,  en concreto el domingo 26 de julio. Pensaron que los jóvenes revolucionarios pasarían inadvertidos entre el resto de jóvenes que llegaban de todas las provincias para disfrutar de la fiesta. Junto con el asalto planeaban tomar las estaciones de la Policía Nacional, la Policía Marítima y la Marina de Guerra para defender la ciudad. La idea era mantenerse fuertes el tiempo necesario, hasta incitar el levantamiento popular. Y para aquel levantamiento popular esperaban tomar y controlar una emisora de radio local, desde la cual informarían al pueblo de sus pretensiones y del objetivo de su movimiento armado, tenían la esperanza de animar al pueblo oprimido para que se uniera a la lucha frente al tirano. Tenían confianza en el Oriente Cubano, que había sido el incitador de las tres guerras de independencia anteriores y que había protagonista de las insurrecciones populares en la época republicana.

Placa conmemorativa que narra los acontecimientos

Para preparar el asalto habían realizado practicas de tiro en los diferentes Clubs de Caza de la isla. Habían alquilado la granja Siboney, en las afueras de Santiago, desde donde partirían aquella noche hacía Santiago y donde guardaban armas, uniformes y los vehículos sustraídos días antes, para utilizarlos como medio de transporte en el asalto.

El plan del asalto se elaboro en absoluto silencio, participarían 135 personas organizados en tres grupos. Cada grupo tenía un objetivo: mientras unos atacaban el cuarte, los otros dos grupos tomarían los edificios contiguos, el Palacio de Justicia o Audiencia desde cuya azotea se reforzaría el asalto inicial y el último grupo tomaría el Hospital Civil desde donde se atenderían a los heridos.

Momentos antes de salir de la granja Siboney, los 135 asaltantes realizaron la lectura colectiva de un manifiesto con tono poético,  a aquel manifiesto hoy es conocido como “El Manifiesto del Moncada”. El cual explicaba que el asalto era la continuación del proceso independentista todavía inacabado y citaba los objetivos y principios del movimiento armado. Para finalizar Fidel pidió la palabra para reflexionar sobre la peligrosa misión, añadiendo que debían ir con el convencimiento voluntario y les invitó a abandonar la misión a todos aquellos que no se sintieran con valor suficiente. Concluyo sus palabras diciendo,”…quienes estén determinados a ir, que de un paso al frente.” De los 135, dieron el paso al  frente 131, dos fueron mujeres. Los cuatro arrepentidos recibieron la orden de regresar a sus puntos de origen.

Ya listos para la partida, salieron sobre las 4 de la madrigada con diferentes coches en dirección al Cuartel Moncada. Unos llegaron tarde y aun peor, algunos de los vehículos que transportaban las mejores armas se perdieron entre las calles de la ciudad por no conocerla bien. A pesar de todo se continuo con el plan trazado.

La toma del Hospital Civil y la Audiencia fue un éxito. Pero el grupo responsable del asalto al cuartel dirigido por Fidel fracasó. El plan inicial era desarmar al guardia de la entrada nº3 para utilizar aquella entrada, pero cuando se disponían a invadir el recinto fueron sorprendidos por la Patrulla de la Guardia que estaba todavía realizando su recorrido. Además también intervino un sargento que regresaba al cuartel caminando por una  calle lateral. El rechazo de la Guardia produjo un tiroteo prematuro que alerto a la tropa del cuartel, quienes se atrincheraron en su interior. Los rebeldes habían perdido el decisivo factor sorpresa combatiendo desde el exterior. Ante la diferencia numérica de hombres y armas, Fidel comprendió que continuar con el empeño era un suicidio colectivo y ordeno la retirada.

El asalto al cuartel de Bayamo en el que participaron 18 hombres también había sido un fracaso. En total solo seis asaltantes murieron en los asaltos de ambos cuarteles, hubo doce heridos y se tomaron 26 prisioneros, el resto fueron perseguidos y casi todos detenidos. Todos fueron cruelmente torturados.

En un acto de venganza Batista ordeno asesinar a 10 revolucionarios por cada soldado muerto en el asalto. Hasta 55 asaltantes fueron asesinados días después de los asaltos, el pueblo cubano se alzó en respuesta a los asesinatos y las torturas. Batista en un intento de acallar a los manifestantes alegó que todos los rebeldes habían caído muertos en el asalto.

El gobierno reacciono con brutal represión en las calles contra los numeroso movimientos populares, matando a muchos jóvenes. Se decretó el estado de sitio en Santiago de Cuba. Las garantías constitucionales fueron suspendidas,  la radio y la prensa en todo el país fueron censuradas.

Fidel Castro fue apresado junto a 29 compañeros más. El grave error de Batista fue televisar el juicio, ofreciendo una plataforma de nivel nacional a la vibrante oratoria de Fidel Castro. Rápidamente intentaron restarle protagonismo apartándolo de la sala del juico. El día de su declaración final lo habían llevado a la enfermería con la escusa de encontrarse indispuesto. Desde la misma enfermería Fidel insistió en que le tomaran declaración. En su alegato expuso los motivos y las razones por las que se había hecho necesaria la revolución cubana, explico la crisis de las instituciones políticas que habían provocaron los graves problemas sociales. Puntualizando que la situación se habían agravado más tras el golpe de estado del 10 de marzo del 1952. Para finalizar, subrayando que hizo lo correcto y patriótico, lo necesario para defender la Republica, que solo pretendía preservar las garantías constitucionales del pueblo cubano frente al usurpador de Batista. Por todo aquello se declaraba inocente, concluyendo, “juzgarme no importa la historia me absolverá”. En la sentencia fueron condenados a 15 años de prisión en el penal de la Isla de la Juventud.

Aquellas torturas y los asesinatos de aquellos 61 jóvenes rebeldes despertaron el apoyo popular y un levantamiento que más tarde se llamo “El Movimiento del 26 de Julio”.

Tras 18 meses en la cárcel, Fidel Castro junto con el resto de sus compañeros fueron liberados de prisión gracias a una amista general. Fidel Castro sospecha que Batista planeaba asesinarlo por lo que tomo la decisión de exiliarse a México.

Por todos lados crecía la repulsión contra el régimen de Batista, quien, en un vano intento de controlar el poder, continuaba matado y encarcelado a miles de personas. Contra más fuerte apretaba y se aferraba en mantenerse en el poder más se le escapa. El 26 de julio marco el nacimiento de la Revolución Cubana, convirtiéndose en el  eslogan del Movimiento. Cuba entera se aglutinó con el regreso de Fidel y Raúl Castro atrincherados en la sierra Maestra.

Durante la noche vieja del 58, Batista celebró una alegre fiesta con todas las personalidades del momento que se encontraban en La Habana. Se ausento temprano de la fiesta para reunirse con un grupo de amigos directos con los que abandonó la isla con todo lo que pudo llevar en 6 aviones. Los cubanos consideraron que la huida de Batista había sido una victoria colectiva y esperanzados celebraban por las calles la marcha del opresor.

En la actualidad el edificio que un día fue el Cuartel Moncada es hoy la ciudad escolar 26 de julio. Y hoy cerca de aquella entrada del cuartel nº3 hay un museo que explica los hechos ocurridos, donde unos pocos lucharon contra muchos.